Bruno y Nacho comenzaron una discusión que parecía ser eterna, y muchos dirían hasta sin sentido. La cuarentena en el Hostel habilitaba este tipo de situaciones que quizás no se hubiesen dado si no fuese gracias al contexto del Covid 2019.
Suele decirse que hay tres temas de los que no debemos debatir: religión, fútbol y política. Sin entrar en la famosa frase "todo es político", ¿de qué vamos a debatir si no es de ninguno de esos temas? Bueno, para ser sinceros, ya casi nadie discute de religión, al menos no en Buenos Aires, o en las grandes ciudades, donde Dios ya no aparece muy seguido y la gente deambula por las calles pidiendo comida, buscando un techo o tratando de ganarse el mango para llevar un poco de pan a casa.
Pero claro, futbol y política están siempre a la orden del día. Lo futbolero entre ellos era un gran tema, pero Bruno siempre lo terminaba corriendo con una fuerte evidencia que condenaría a Nacho de por vida: una vieja foto con la remera de Newells.
_ Ya sé, no me digas, el jugador que más te gusta de River es Scocco, ¿no? Si en el fondo siempre fuiste hincha de Newells, ¡dale!
_ Lo que te duele a vos es que te haya eliminado en las últimas copas, incluida una final en otro continente, no llores más Brunito.
_ Podés correrme con eso, que fueron dos partidos en más de 100 años de historia que tienen nuestros clubes. Pero si hay algo que nunca me tocó vivir fue irme a la B. ¡Cosa que sí le pasó a tus dos clubes, River y Newells!
_ Si por irme a la B aprendí todo lo que tenía que mejorar, y gané todo lo que había para ganar, por mí me voy a la B de nuevo y vuelvo para ganarte en el continente que quieras otra final de la Libertadores.
Claro está que en el marco de este tema siempre aparecía algún "neutral" buscando cambiar el eje de la discusión, aunque sin alejarse de la hermosa pelota redonda que tan bien cuidaba El Bocha. Un segundo Nacho, de origen chileno, solía irrumpir y cambiar el tema, que llevaba a una nueva discusión eterna: "Chicos, ¿Messi o Maradona?". El chileno cada tanto trataba de generar debate por aquellas Copas América perdidas, pero nadie le daba mucha bola, Argentina tiene dos mundiales en su vitrina y nuestros vecinos apenas unas copitas locales.
El debate entre los dos 10 de nuestra selección mutaba cuando de repente aparecía un tercero en cuestión: Cristiano Ronaldo. Bueno, siempre aparecía algún otro opinólogo que aseguraba que el portugués era distinto, características muy diferentes a las de Messi, y que más allá de eso era un gran goleador y había logrado algo que la Pulga no: ganar algo con su selección. Claro está, el argumento de que Messi con la selección no tenía grandes acompañantes, como sí los tenía en el Barsa, se diluía ya que Cristiano tampoco contaba con 10 cracks a su lado cuando defendía sus colores, y de hecho enfrentaba a una mayor cantidad de equipos difíciles en su continente: Francia, Italia, España, Holanda, Alemania.... En cambio Messi... Brasil y no mucho más. Por eso dolían tanto las derrotas con Chile.
Pero los hermosos debates mutaban rápidamente y de repente aparecía la política en el medio:
_ Messi nunca ganó nada con la selección porque tenemos una AFA corrupta con tipos como Grondona o Tapia metidos en el medio. A nadie le importa ganar, sino los negociados que puedan hacer, es simple.
_ Es parte de la cultura kirchnerista Nachito, mientras sigamos con estos gobernantes nunca vamos a ganar más nada.
_ ¿Qué tiene que ver boludo? ¿O acaso por culpa de Macri perdimos contra Francia en el mundial 2018?
_ No, porque era la herencia, el tipo no te puede solucionar todo en 3 años, es obvio.
De bandera liberal y del discurso "ni Macri ni Cristina", Bruno había puesto la boleta del PRO en las urnas en las últimas 4 elecciones. Ni macrista ni K, Nacho había votado al peronismo en un intento de "salvar al país del desastre M".
El debate esa noche se tornó peculiar e innovador, en algún sentido, al menos para ellos ya que nunca se habían aventurado en ese tópico. Había una guitarra en la sala que pedía ser tocada, había una hermosa brisa entrando por la ventana que invitaba a cantar a toda voz y a unir a los amigos bajo una canción que deleitara al resto de los ocupantes del lugar.
Había una sensación extraña esa noche, el clima ya se había picado, el chileno aportaba leña para que la cosa siguiese empeorando y el grupo del fondo con su parlante a todo volumen no habilitaban una buena acústica para que se iniciara el show. Pero Nacho tomó la pelota y sacó del medio.
Brunito lo interrumpió ni bien se adentró en un tema de Babasónicos y le pidió que tocara uno de Los Redondos o La Renga. El liberal gritaba por las masas y el popular se recluía en la selectiva música de los sectores más pudientes, o al menos bajo ese paraguas arrancaría la discusión.
_ No sé, tocate “todo un palo”, “me matan limón”, “Ji-Ji-JI”... Una conocida, no te estoy pidiendo “ropa Sucia” o “roto y mal parado”, ¿cuál sabés de los redondos?
_ No bueno, de Los Redondos y La Renga puntualmente no sé ninguna, pero te puedo tocar de Catupecu Machu, Miranda, Los Tipitos, pedí la que quieras.
_ Bueno, no, vamos con una de Sumo, Divididos, Las Pelotas, Las Pastillas del Abuelo…
_ Mejor elijo yo y toco una de Emmanuel Horvilleur para que aprendas un poco de música de verdad, no soy muy adepto del rock barrial.
Nachito le dio luz a su guitarra con una calidad respetable y un canto más que aceptable para el barullo que se escuchaba en el lounge del hostel que había reunido a una gran cantidad de mochileros.
La cara de Bruno mostraba completo desconcierto, no lograba reconocer el tema y el nombre del cantante le sonaba pero no llegaba a saber de quién era la canción. Claramente no había quedado conforme con la definición de rockeros barriales que le habían cabido a las bandas que tanto le gustaban. Sin embargo, esperó en silencio y respetó al artista, como debe ser.
_ Disculpame que no sé quién es Horliebeur o como se llame, y tampoco me parece acertado que digas que Las Pelotas, Los Redondos y demás sean “rock barrial”, esa es una definición despectiva que le pusieron algunos medios a grandes bandas del rock nacional principalmente luego de Cromagnón, como para instalar que esa tragedia pasó porque son todos de barrios marginales, las bandas y la gente.
_ No me sorprende que con tu gusto musical no conozcas a Emmanuel Horvilleur, es música de calidad que no se condice con tu estilo. Y claramente esas bandas son de barrio, no tienen una construcción musical seria, son cuadrados, son básicos.
La discusión escaló y dejó de ser meramente una cuestión de gustos y chicanas, sino que se había convertido en una pelea por los valores sobre la cultura musical de los diferentes interlocutores. Para esta altura el chileno ya ni siquiera opinaba y dos o tres de los barriletes del fondo se habían detenido a mirar a ver qué pasaba en la guitarreada que había mutado a una acalorada discusión con tonos de voz por encima del permitido en el lounge.
Bien lo dijo el Indio Solari: “Son chicos de barrios desangelados, que no saben de discotecas para modelos y estrellas de rock ni de autos locos, ni de navidades artificiales. Pibitas embarazadas que lloran su dolor en una esquina, chicos bombardeados sin padres ni hermanos, con la esperanza arrodillada a los pies de la recaudación de un taxi”. En el XXVII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología del año 2009 interpretaron el concepto de “Rock Barrial”, utilizando esta frase del Indio, como "un modo despectivo de nombrar a cientos de jóvenes de los barrios más humildes, quienes promediando los noventa creyeron ver en la figura encriptada de Patricio Rey las señas de un lenguaje compartido: ausencia de modelos, imposibilidad de ascenso social, represión, postergación, la certeza de un destino deshonroso, descreimiento político".
Esta misma forma de ver la música y el mundo a través de ella se pudo visualizar en los públicos de bandas como Callejeros, Los Gardelitos, Jóvenes Pordioseros, La Renga, La 25 y muchas otras que lograron componer canciones que llegaran al sentimiento y al reconocimiento de muchos sectores de la sociedad Argentina.
_ Mirá Brunito, yo escucho Spinetta, pero vos no lo vas a entender porque es música para músicos. Por eso a vos te cabe el Rock Barrial y está perfecto, son gustos diferentes. Nunca nos vamos a poner de acuerdo sobre gustos, ahora si hablamos de música sí puedo decir que hay bandas y músicos mejores que otros.
_ Vos podés decir lo que quieras sobre la escritura, la composición de los temas, si el pianista dio en la tecla justa o no. Pero a mí me chupa un huevo porque yo la música la siento, circula por mi sangre, me genera emociones. No me fijo en cuán compleja es la partitura del bajista, me dejo llevar por lo que las canciones me generan por dentro.
_ ¡¿Ah, pero vos pensás que yo no siento la música?! Obvio que me llega, me despierta sentimientos, no es pura partitura, ¡¿qué estás diciendo?!
_ Bueno pero en ningún momento hiciste referencia a que las bandas que escuchas te movilizan, solo hablaste de la composición, nada más. Supuse que no escuchabas música por lo que te hacía sentir, o por lo menos no lo ponderaste. Me llama la atención que ninguna banda de las que llamás “Rock Barrial” te despierten algo por dentro, no te sientas identificado, no te movilicen un poco.
_ Yo escuché un par de temas de Los Redondos y me gusta pero hasta ahí, no es algo que me mueva ni cerca. Es bastante básico, no se compara con otras bandas.
_ Claro, no se compara con Emanuel Horbolier, ¿No?
_ Emmanuel Horvilleur.
_ Metetelo en el ojete a Emmanuel Horvilleur, no me podés decir que es mejor que el Indio, estás en pedo, ¡No me jodas!
_ No lo vas a entender, es así, no le busques la vuelta.
Los chicos fueron interrumpidos por dos uruguayas que llegaron al Hostel y preguntaron quién era el dueño de la guitarra y si se copaba con tocar unos temas de La Vela Puerca o No Te Va a Gustar. Nachito entró a Google con la velocidad de Schumacher y encontró uno simple para tocar. Brunito levantó rápido la letra y empezó el show del dúo de opuestos:
♫♫♫ “José sabía que no puede ser, que esos amores no pueden durar, y que la vida es así, que te da sólo pa' quitarte” ♫♫♫
La noche estaba en pañales, la discusión quedó en el pasado, pero no en el olvido. Nunca más volverían a discutir sobre música ni sobre el mundo del rock nacional. Descubrieron que había más de 3 temas de los que no debían debatir, éste incluso superando a la noción de religión ya que para ellos tenía una carga emocional inferior.
La música, mucho más que canciones y acordes, una batería de emociones y sentimientos encontrados que no podían ponerse en discusión. Cada cuál siente a su manera, cada uno encuentra en una banda o artista algo que lo lleva al reconocimiento, al recuerdo, al amor, a la muerte, a la risa o al llanto. Cada cuál sabrá por qué, o incluso quizás nunca lo sepa, pero lo que genera difícilmente pueda ser puesto sobre la mesa para ser debatido. Algunas cosas no tienen explicación y a veces lo que la música nos despierta es una de ellas.