Cuento
Ella
Descubrió que, si miraba sus fotos y videos por las noches, antes de dormir, luego soñaría con ella. Al principio recurría a ello de vez en cuando, pero luego de dos años, cuando sentía que comenzaba a olvidarla, este ejercicio se volvió una costumbre.
_ No me parece algo bueno amigo, ella siempre va a estar dentro tuyo, simplemente no podés mantenerla presente constantemente como si estuviese viva.
_ Sinceramente no sé qué es lo mejor, cuando me doy cuenta que no pensé en ella durante un día entero me siento culpable, como si la hubiese olvidado. A veces me estoy riendo muchísimo por algo y de repente se me cruza por la cabeza y siento que no debería estar riendo, que está mal sentirse así de bien, que fue ella quien me enseñó a ser feliz y ahora eso es parte de mi pasado.
_ A ver, obviamente lo que te voy a decir es recontra trillado, pero en serio, ¿no pensás que ella querría eso para vos? ¿que estés bien? Si fuese al revés, ¿no querrías que ella esté sonriendo día y noche?
_ Seguramente así sea, pero es más fuerte que yo, creo que lo emocional le gana a lo racional y es muy difícil de controlar.
Eran muchos los días en que él solo quería meterse en la cama para recordarla y luego dormir profundo para soñar con ella. A veces eran pesadillas, aquellas en las que de repente la perdía y no sabía más nada. Se despertaba en un estado de frustración tremenda. Pero sabía que a la noche de ese día tendría revancha, y quizás pasaba toda esa jornada pensando en volver a su cama para estar cerca de ella.
Jamás pensó en que podría haber vida después de la muerte, de hecho, era un argumentador innato de que era imposible que hubiese algo luego de partir. "Si no tenés la suerte de que te cremen te queman los gusanos" decía siempre y tenía un pequeño archivo en la computadora llamado "testamento" en el cual pedía que por favor lo cremaran y lo arrojaron al mar al mismo lugar donde había sido dispersada ella.
Sin embargo, ahora sí quería creer, necesitaba de esa fé para sentir que quizás algún día volvería a verla. Otra vez, claro, sabía que lo emocional competía con lo racional. Su amigo Fernando, hombre de Dios, siempre le decía que más allá de toda teoría científica, si a él le hacía bien creer, entonces que le diera para adelante.
Él no lograba convencerse a sí mismo, en el fondo sabía que nunca más volvería a verla. Mientras ella estaba viva pensaba que la vida era muy corta, pero desde que ella partió, comenzó a pensar que la vida es demasiado larga.
Parte II
Ella había sido un puente para él, entre otras cosas. De a poco se había alejado de las personas, no lograba conectar, sentía que siempre lo defraudaban. Por más esfuerzo que hiciera, la gente lo lastimaba.
“No hay peor soledad que sentirse solo entre mucha gente” dice una frase de El Bordo, su banda predilecta, y lo mucho que se identificaba con la letra de esa canción. De momentos esa soledad lo abrumaba, lo hacía sentir mal, como si él fuese culpable de querer sentirse solo.
Una vez, de chico, tomó un papel y comenzó a escribir por un lado los nombres de todas las personas que él sentía lo consideraban su amigo, por otro, de aquellos a los que le caía bien y, finalmente, de los que sentía que no lo querían ni cerca.
De grande se dio cuenta que no era un tema de cantidad, sino de calidad. Prefería unos pocos amigos buenos, infaltables, valiosos, con los cuáles coincidía en valores troncales y en sentimientos compartidos.
Cuando apareció ella, las personas, todas, comenzaron a quedar en un segundo plano. Algunos se enojaron con él por ello, muchos no podían comprenderlo. A él no le importaba: ella fue un puente hacia poder estar en soledad y no sentirse solo.
“La verdad que lo nuestro no va a funcionar, está claro que te mente está siempre en otro lado, creo que no tenés más amor para dar” le dijo su novia cuando ya no pudo soportar más estar en una especie de segundo plano y sus planes y deseos estuviesen siempre sujetos a ella.
No dudó ni un segundo en dejarla ir. Era cierto, no podía negarlo ni intentaría cambiarlo. Le dolía perder a su pareja, había un sentimiento profundo, pero en ese momento poco le afectaba perderla, porque una vez más, no se sentiría sólo.
_ Entiendo lo que decís, Fernandito querido, pero realmente me cuesta creer en que haya vida, o algo, después de la muerte. Quisiera creer, pero me estaría engañando a mí mismo. La única vida que hay después de la muerte es ésta, porque yo ya morí una vez, pero sigo acá, respirando.
Parte III
Cuando ella murió él cambió su lista de reproducción por completo. Fueron casi 300 las canciones borradas de su celular. Discografías completas, bandas enteras enterradas en el olvido porque la única función que cumplían eran la de entristecerlo.
A veces no podía escapar, siempre había una ocasión en la que sonaría un tema que la recordara a ella. No solo eso, sino que incluso cuando sonaban canciones melódicas, de bandas ajenas a sus gustos personales, ella igual vendría a su mente.
_ No puede ser que suene lo que suene se te venga ella a la cabeza y no alguna novia, o incluso una piba que te guste en este momento o algo, es realmente increíble, ya es hora de pasar página, te lo digo de corazón.
Él reconocía que cualquiera que opinara de tal manera seguramente tendría razón, pero insistía en que no era algo que podría manejar.
_ Bueno, obviamente siempre la vas a tener presente si la recordás todo el tiempo y hasta tenés tus métodos para soñar con ella mientras dormís. ¿Está chequeado que eso funciona, vos decís que sirve?
A él le funcionaba, aunque no siempre, claro. Pero la efectividad sí era alta. A veces justificaba que era parte del proceso de olvidarla, a veces también decía que con este ejercicio lograba consolidar cierta comodidad en un estado de soledad.
Lo cierto era que la necesitaba, que no había nada en su vida que le generara una emoción profunda.
Parte IV
_ Bueno, vamos a hacer un ejercicio para que problematicemos la realidad que ya se está viniendo y podamos ver hasta qué punto puede ser útil o no. Lo hemos visto en películas de ciencia ficción y hubo cientos de intentos por lograrlo en el pasado, pero ahora es una realidad: Efectivamente se pueden borrar recuerdos de la mente humana.
Como parte de su trabajo había participado de un taller en el cual se buscaba reflexionar sobre la utilidad de borrar recuerdos del cerebro humano. Era un ejercicio en el cual se sentía completamente interpelado y hasta se veía interesado en conocer más para definir si acudiría a este nuevo avance científico.
_ A ver, decime un recuerdo que te traiga mucha tristeza y que quisieras borrar de tu mente.
_ Quisiera borrar su muerte de mi cabeza. Verla despedirse cerrando sus ojos en una camilla es algo que se me cruza constantemente y me parte el alma. Quisiera quitar definitivamente el recuerdo de su última mirada sobre mí, para siempre.
_ Entiendo que el momento en que un ser querido parte nunca es bueno, pero dentro de las situaciones en que esto ocurre, lo que me contas no parece un suceso que podríamos denominar trágico.
_ Sigue siendo el único momento triste que recuerdo de todos mis años con ella. Es cierto, no fue algo trágico, de hecho, si hubiese podido elegir, posiblemente hubiese elegido ese desenlace, pero si me das la posibilidad de quitarlo de mi mente lo haría.
_ Es comprensible, claro. Lo que sí, en este tratamiento, si eliminamos un recuerdo, no podemos reemplazarlo por otro. O sea, si eliminamos de tu mente el momento de su muerte, para vos ella en tu cerebro aún va a estar con vida.
Él se quedó en silencio, estaba en una encrucijada. ¿Cómo seguiría su vida sin saber que está muerta? Seguramente dedicaría el resto de sus días a buscarla.
_ Imagino lo que estás pensando, que obviamente, si eliminamos el momento de su muerte, ella en tu mente aún sigue viva.
Era claro, no había otra opción, y claramente eso no serviría, quedaría condenado para siempre buscándola, al menos por varios años hasta considerar que era el tiempo natural para su muerte. El médico que participaba del ejercicio lo miró a los ojos y fue complemente directo con él. Había una segunda opción.
_Entiendo que eso seguramente no solucione cómo te sentís, por lo que existe solo una segunda alternativa para eliminar ese momento y es borrando por completo tus recuerdos con ella, desde el primer día, quitándola del todo y para siempre de tu cabeza. ¿Estarías dispuesto a hacerlo?