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Las Ruinas del Palacio Piria

Piriapolis es un pueblo precioso en la costa uruguaya, un lugar de encanto con playas muy bonitas y construcciones muy vistosas. Si hoy alguien dijera que pudo haber habido una ciudad como Piriapolis en Argentina, difícilmente piense en que el mejor lugar para hacerlo sería Punta Lara, Partido de Ensenada, Provincia de Buenos Aires

Hace casi 100 años, el creador de Piriapolis tuvo esa intención y llegó a nuestra tierra para que su deseo cobrara realidad. Lamentablemente no pudo cumplir con su objetivo, y lo poco que pudo hacer hoy se encuentra en ruinas.

 

Se trata del Palacio Piria, una casona que impresiona y que despierta sensaciones de asombro y curiosidad, un palacio que supo brillar y ser el espacio de las cumbres elitistas de la región, un lugar realmente maravilloso.

 

Un poco de historia

 

Francisco Piria eligió Punta Lara por un motivo particular para construir lo que sería el “balneario de moda” de Buenos Aires: es el punto exacto en que se puede unir de manera lineal, mediante un puente, a la Argentina con Uruguay,

El Palacio Piria es una construcción de principios del siglo 20, entre 1907 y 1910 y se ubica en Camino Costanero Almirante Brown entre 26 y 40 de la ciudad de Punta Lara. Piria lo adquirió en el año 1926, con 79 años, a donde se muda con su familia y comienza a modificarlo casi en su totalidad.

 

Cuando concluyó con las obras en el Palacio, Piria se abocó a la tarea de convertir la región en lo que denominaría “Dorada costa del río de la plata”. Para ello propuso a las autoridades provinciales la construcción de un camino que uniera la ciudad de La Plata con Punta Lara, sin pasar por Ensenada. A cambio ofreció ocuparse del acondicionamiento de las playas.

 

Sus ideas no tuvieron demasiada aceptación en la Provincia y una vez cansado de la burocracia gubernamental Piria decidió volverse a Uruguay y olvidarse del tema. En 1947 la familia del Arquitecto decidió donar el Palacio de 800 metros cuadrados y las 141 hectáreas que lo rodeaban a la gobernación de Buenos Aires.

 

Desde entonces el Palacio funcionó como un hogar para chicos con problemas de conducta, como dependencia de la cárcel de Olmos para presos con buena conducta y finalmente como delegación de un Reformatorio de Menores, donde, según el cuidador actual, se terminó de destruir al punto de tener que dejar de utilizarlo.

 

El Palacio Piria fue declarado Monumento Histórico e incorporado al Patrimonio Cultural de la Provincia de Buenos Aires pero es al día de hoy que se encuentra abandonado y el grupo de vecinos que reclaman su restauración aún no han tenido respuesta por parte del Municipio de Ensenada, quien tiene la jurisdicción sobre el predio.            

 

Hoy, el Palacio Piria está en ruinas, corre peligro de derrumbe y si bien permanece cercado por alambres y tiene un cuidador durante el día, algunos aún encuentran la formar de ingresar a la vivienda a realizar grafitis o a invocar a la muerte mediante las macumbas.

 

¿Macumbas?

Aparentemente, sí. En un sector oscuro y oculto del Palacio se encontraron restos de huesos de animales, prendas, un rosario y otros componentes típicos de aquellos que se utilizan en este tipo de rituales. La magia negra suele realizarse en estos espacios tenebrosos, incluso con la luz del día generan una sensación de miedo que de noche se multiplica.

 

El lugar además de tenebroso es peligroso, los escombros acompañan el paisaje interior en cada rincón del Palacio y el cartel de “Peligro de Derrumbe” de la entrada se vuelve realidad cuando uno sube las escaleras semi-destruidas. De todas formas subir estar prohibido, “pueden mirar alrededor pero no entrar ni subir” aclara el cuidador a cada visitante que se acerca. La curiosidad mata al hombre dicen.

 

¡Un lugar destruido!

El interior cuenta con todo tipo de ladrillos y piedras y también con mucha vegetación que va ganando terreno entre los escombros. Los rincones más oscuros mantienen su forma original aunque claro está, las reliquias y los detalles fueron totalmente saqueados durante los últimos años de abandono.

 

Son muy pocos los rincones donde se puede identificar el tipo de habitación o espacio en el que está parado, la cocina y el vestuario son dos de los pocos lugares distinguibles en lo que queda del Palacio.

 

El Palacio se puede visitar aunque no se puede ingresar a los interiores, está declarado como “peligro de derrumbe” y al ingresar y moverse un poco por dentro se puede comprobar que efectivamente se trata de un lugar peligroso, y tenebroso.

 

Como suele ocurrir con este tipo de lugares, en el barrio de Punta Lara los vecinos dicen que el Palacio está endemoniado, que se oyen ruidos de noche y que allí dentro han ocurrido demasiadas cosas oscuras. Comprobamos que se realiza magia negra y las pintadas advierten de presencias extrañas.

Los invito a conocerlo, los invito a visitarlo. Eso sí, tengan cuidado, ya lo vimos en la pared, “la muerte está acá”.

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